Juan el Bautista, fuego y leyendas.

El recuerdo del invierno, el frío, el alimento escaso, ha sido una preocupación constante en el consciente colectivo humano. Desde el hombre prehistórico hasta nuestro siglo veintiuno andamos interesados acerca del sol.

El sol que calienta y el sol que apenas entibia, los días cortos, los días largos. Entonces la idea del hombre primitivo fué dar una señal con fuego al astro rey para darle la bienvenida. Y que tenga fuerza suficiente para calentar por muchos días.

Con la llegada del cristianismo la ceremonia pagana y orgíastica del solsticio de verano fué incorporada a la liturgia oficial bajo la advocación de San Juan el Bautista, haciendo más puritano el festejo. Lo mismo con la Navidad, solsticio de invierno, pasado a la celebración del nacimiento de Jesús.

Pero poco o nada relaciona a Juan el Bautista con las hogueras. Juan, fué un asceta y predicador judío, hijo de Isabel y del rabino Zacarías. Isabel y la Virgen María eran primas hermanas.

Juan el Bautista, renunció a los bienes materiales, buscaba su perfección espiritual. Predicaba a orillas del río Jordán, allí bautizó al Cristo y lo reconoció como el Mesías.

Algunas investigaciones históricas relacionan a Juan el Bautista y Jesús el Nazareno con los esenios. Las peculiares normas morales y sociales de los esenios se conocen en parte por los Manuscritos del Mar Muerto descubiertos por un pastor en 1947.

Regresando a Europa, con sus hogueras, y en particular a España, las festividades de San Juan se relacionan con la Leyenda de la Encantada. La visión de una bella mujer que peina su larga cabellera bajo la luz de la luna, con peine y espejo de oro. Imagen que podría verse en la noche de San Juan en algunas cuevas o castillos.  Hechizo fatal para quien la viere en tan particular noche.

Son numerosas las leyendas españolas relacionadas con brujas, fertilidad, bodas y otras temas populares. En la Provincia de Guadalajara hay una versión de La Encantada originada en un Castillo de Illana. También se cuenta sobre otras «encantadas» en disitintas localidades de la Provincia de Cuenca y Albacete.

Si estos textos despertaron su curiosidad, en buena hora, a buscar más información y no olvidar de preguntar a las abuelas o los abuelos que aún recuerdan esas historias.

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